Acto
para demócratas, progresistas y socialistas de América Latina Su contenido
puede ser letal para lacayos, mediocres y blandengues, vende patrias y
turveros.
Pirámides
de acciones de los EE.UU. y sus aliados, para acabar con los gobiernos democráticos
de América Latina y el Caribe, usando como chivos expiatorios a agencias de
comunicaciones, periodistas,
partidos emergentes, pseudo revolucionarios y las ONGs.
En la República
Dominicana, el tema migratorio, reviste una importancia capital, ya que es de
orden de seguridad nacional. No es de fobia ni del patriotismo histórico, se
trata de convivir con una situación, que durante largos años, ha creado una
etnia interna, agravada con el apoyo decidido y costeado, por las naciones de
Francia, Canadá y Estados Unidos y con un componente español.
Estos países,
conocidos en esta isla, como el protectorado haitiano, financian y desarrollan
en esta, actividades tendentes a forzar que los dominicanos, aceptemos a los
haitianos como acto un de humanidad y han gastado una millonada de dólares, que
bien pudo de haber sido dirigido a un proyecto de acompañamiento y de
sostenibilidad integrado, hubiera resuelto el problema haitiano, que no es más
que el atraso mental de una sociedad condicionada a la limosna y la vagancia.
Un poco de
haitianismo dominicano
El haitiano ha
experimentado cambios importantes en su conducta ante los dominicanos. Antes
nos veían como una oportunidad de trabajo y de comida, nos saludaba como
vecinos, nos pedían trabajo, mostraban humildad y eran serviciales, si les
dábamos cobija, regularmente, en las fincas nuestras, en las tardes ayudaban a
los capataces, cocineros o relacionados de los predios agrícolas a cargar agua,
leña o a hacer labores propias de quienes le albergaron, sin pedir más
recompensa que estar en el lugar que le albergó y servía de posada. Recuerdo
también que eran los que trabajaban mas barato entrando en competencia con la
mano de obra dominicana, lo que generaba, comentarios negativos y hasta pleitos
entre ambos, eran los últimos que salían de las brigadas a la hora en que los
capataces, les daban la autorización y cuidaban de hacer el trabajo, en la con
la calidad solicitada.
Esto ha cambiado
vertiginosamente, el haitiano de hoy que viene al País, antes de realizar
cualquier actividad productiva, primero se asegura de un buen precio, es muy
cuidadoso en quien le va a pagar, cuanto, cuando y donde. En vez de vecino nos
dicen chulo, salen más temprano que todo el mundo, no están nunca conforme con
lo que se le dice en el trabajo, no hacen nada de manera voluntaria a nadie y
realizan la labor de menos calidad.
Apoyo de la
comunidad internacional
La comunidad internacional poco ha hecho para
ayudar a Haití los haitianos están viviendo en una serie de dramas complejos,
repartidos en fincas dominicanas, en ciudades, comunidades y en complejos
turísticos, donde ejercen, desde trabajos forzados, hasta labores de
indigencia, delincuencia y todo cuanto hace un ser humano, para sobre vivir. La
comunidad internacional que va a Haití a reclamar elecciones pero no invierte,
como si su problema se tratara de unas elecciones” sino lograr que el vecino
país rescate su economía e institucionalidad. “La mayoría de las donaciones se
están yendo a ONG, por eso el presidente Martelly se quejaba de que no estaba
recibiendo apoyo como Estado”.
El haitiano que
vive en la República Dominicana, regularmente, está ocupado en alguna labor
productiva, muy diferente a su País, donde la mayoría están esperando las
donaciones internacionales y no emprenden proyectos de desarrollo, sus tierras
además de haberlas depredado, las tienen en su mayoría, baldías, no hacen
presas a los ríos y no traspalan la experiencia dominicana. Se acostumbraron a
lo fácil y la comunidad internacional los ha ayudado a vivir en la miseria.
Algunas Ong. extranjeras, más que ayudar a Haití, vienen con grupos de jóvenes
a hacer alguna labor de convivencia y terminan atraídos por la tés del
haitiano.
Los pronósticos
siguen colocando a Haití en desventaja cuando de posibilidades de desarrollo se
trata. Una situación que bien justificará la salida de sus ciudadanos y que
podría disminuir si la comunidad internacional se involucra en la consolidación
de la economía y la institucionalidad haitiana.
“¿Qué podemos
esperar de una población que necesita sobrevivir? Seguirá migrando. El proceso
migratorio continuará agravándose y seguirá siendo un desafío para nosotros y
para la región, eso no va ver quien lo pare (éxodo haitiano) y vamos a tener
que poner especial atención al problema, porque seremos los más afectados”.
“Estamos frente a una
situación dramática y tiene que producirse una intervención solidaria porque de
no ser así, se estaría atentando contra la estabilidad social de la isla y se
estaría contribuyendo a repercusiones graves”, el Estado dominicano está en el
deber de hacer un ejercicio de solidaridad, porque mientras el proyecto
haitiano no se estabilice, el dominicano estará amenazado. “Tenemos que ser
solidarios, pero al mismo tiempo demandando que no nos dejen solos”.
La mayoría de las
Ong. viven del drama haitiano, actuaron y actúan contra el Plan de
Regularización, lo consideran nocivo a sus intereses, pues si desaparece la
ilegalidad y se regula la estadía de los haitianos en el País, los organismos
de cooperación, recortarían sus cuotas a esas Ongs.
Para la Dirección
General de Migración, el eco del supuesto “fracaso” que ha rodeado el Plan
Nacional de Regularización de Extranjeros tiene culpables y una justificación:
las ONG que se dedican a conseguir “fondos para sobrevivir del drama ajeno”.
Entienden que esas entidades que no han invertido un peso y
tildan al Plan de Regularización de fracaso.
“Quienes hablan de
fracaso son, en primer lugar, las ONG que viven (no todas), del drama ajeno.
Después que el Plan lleva seis meses ahora, las vemos sacando la cabeza y diciendo
que el Plan es un fracaso. Pero tienen más de seis meses calladitas, sin
invertir un peso para ayudar a los ciudadanos haitianos a buscar documentos”,
dijo José Ricardo Taveras.
La doble moral del
empresariado dominicano
Con raras
excepciones, la mayoría de empresarios dominicanos, expresan una doble moral en
el caso de los emigrantes haitianos, pues mientras se muestran públicamente de
acuerdo con la regularización, de manera desleal y anti patriótica han aceptado
sobornos disfrazados de donaciones caritativas ofrecidas por los Ong. de
cooperación internacional a empresas bananeras, para programas de mejoría de
las condiciones de vida de los haitianos en la República Dominicana. Se han
opuesto a las multas a empresas que violes el plazo otorgado por la ley y el
reglamento de regularización.
Una vez finalizado
el proceso de legalización de los extranjeros, la Dirección General de
Migración tiene la prioridad de multar a las empresas, antes que iniciar con
las deportaciones. Las multas tendrán un monto de RD$50 a RD$300 mil.
El origen de la
situación migratoria
Se trata de un
problema con más de 130 años que tiene su origen en la llegada de extranjeros
para trabajar en la industria azucarera y que, por primera vez, se está
enfrentando de forma seria.
Existen
instrumentos bilaterales entre ambos estados que obligan a los hijos de
haitianos a registrase en la Dirección General de Migración y en el consulado
de Haití, es decir, un obvio reconocimiento de que se trataba de un ciudadano
haitiano. “En general esos nacimientos no se declararon y por eso tenemos el
origen del drama humano… Las sociedad dominicana ha enfrentado a un problema de
135 años. Estamos hablando de un estatus que vienen arrastrando personas desde
hace cuatro, cinco generaciones”.
“El Plan ha puesto
al desnudo una verdad y es la incapacidad de una nación entera de documentarse
-Haití- ¿Dónde vamos a atacar un problema? ¿En las ramas, que son los haitianos
que están aquí? La comunidad internacional debe identificar ese problema y atacándolo
en su raíz que es Haití. ¿Qué le cuesta a la comunidad internacional montar un
aparato de registro civil que funcione?”.
El Plan Nacional
de Regularización, por el simple hecho de estar abierto, aunque sea un solo
ciudadano que se regularice, es un éxito”.
El país en la cima
de la región
Los aeropuertos
dominicanos movilizan un aproximado de 11 millones de pasajeros por año, una
cifra que no la supera ningún país del Caribe y Centroamérica. “La movilización
de pasajeros que tenemos desde y hacia República Dominicana es impresionante…
Obviamente, somos una potencia turística en la región, con casi 5 millones de
turistas por año; manejamos más de 730 vuelos semanales. Es una situación que
nos coloca como principal puente aéreo de la región”.