martes, 13 de diciembre de 2016

Esperanza hóspito lugar donde los desastres dilatan sus efectos

Trabajo especial preparado para, el Suplemento a las Patronales, Nuestra Señora de la Esperanza del Periódico Primicias diciembre 2016
El hombre y su evolución cultural nos ayudarán a ser mejores
Por Cesar Gutiérrez 


Vista de la principal vía de Esperanza
En medio de dos sistemas montañosos, caracterizados por bellos paisajes llenos de historias e historietas que nos inducen a dejar andar la imaginación y el sentimiento humano, la comunidad de Esperanza se erige, ante la mirada materna, de la cordillera septentrional, otrora suplidora de la mayoría de nuestros frutales, agua potable y otros rublos de nuestro sustento, al norte del Yaque del Norte, justo a su extremo occidental encontramos, esta demarcación geográfica, cuyo nombre data desde que el almirante Cristóbal Colón, en su segundo viaje al Nuevo Mundo, en el año 1494, funda la fortaleza de nombre Esperanza. Al año siguiente, el adelantado Bartolomé Colon funda al pie de la fortaleza una aldea con el mismo nombre.

La ubicación geográfica del municipio de Esperanza, entre las cordilleras Septentrional y Central, con una ligera inclinación hacia al norte, donde se encuentra la cordillera septentrional, mucho menos estrecha que la Central y de ríos menos caudalosos posee una formación geológica producto de los procesos erosivos del viento, las aguas corrientes, la lluvia y de factores bióticos de la naturaleza, que le caracterizan como una tierra hóspita y protegida de los embates de los fenómenos atmosféricos, llámese torrentes de agua, terremotos, vientos y tempestades.

Cual guardián en celo, al norte de este municipio, esta el río o caño “El Buey”, actuando como contención de las aguas de los iros, arroyos y cañadas, de la cordillera septentrional, no permitiendo que estas amenacen la ciudad. A ese acuífero, desembocan los ríos, Jicomé, El Palo y Mamón.

Al sur, el Río Yaque del Norte, cuyas aguas están por debajo del nivel nuestro, de más o menos, 838 m.s.n.m., sobre el nivel del mar,  lo que imposibilita su subida a esta comunidad, aún en los peores casos de inundaciones.

Con temperaturas media anual mayor de 22ºC y temperaturas del mes mas frío mayor de 18ºC, precipitaciones del mes mas seco menor de 60 m lluvias de verano y porcentaje de lluvia invernal mayor al 10.2% del total anual, siendo los meses desde, noviembre, hasta, Abril, los de mas sequía, y los de mayo, hasta octubre, los de mayor lluvia.

Monumento a la Independencia nacional
construido por Héctor Valenzuela en el 2105
Las condiciones excepcionales de nuestra geografía y la ubicación estratégica del territorio, nos coloca en el lugar ideal para vivir, con las mínimas posibilidades de que aquí se produzcan, catástrofes naturales, ya que, de cualquier ángulo, desde donde acostumbran venir los vientos, estamos protegidos por montañas que disminuyen su fuerza y elevan su radio de acción.

Esperanza se encuentra, erigida, sobre las primeras señales que emergieron de las aguas de los Océanos, Pacífico y Atlántico, como señal de la existencia de un istmo sobre el llamado “GOLFO YAQUENCI”.(extensa área de aguas marinas, antes de la formación del Yaque del Norte, que moría en lo que hoy se conoce como “La Vega”) Este istmo, atraviesa los cerros y las llanuras de Esperanza, desde La cordillera septentrional, en El Murazo, hasta llegar a los cerros de Los Quemados de Mao, en la división con la Provincia Santiago Rodríguez, en el Municipio de Monción.

Este municipio se encuentra a una distancia prudente de las fallas geológicas, siendo la mas cercana, la llamada “falla septentrional”, uno de los bloques  más importantes, que se encuentra en la cordillera septentrional, la que comienza en Manzanillo, Monte Cristi, en el Noroeste, hasta Samaná, en el Nordeste, con una longitud de 300 kilómetros al Norte del Valle del Cibáo.

Al Norte también están las fallas, Trinchera de Puerto Rico y/o fosa de Milwakee, sobre la que se han tejido muchísimas hipótesis catastróficas, que podríamos analizar en otro momento, ya que su dimensión como cavidad marina de 8 kilómetros de longitud y casi nueve de profundidad que compromete las islas de Puerto Rico e Hispaniola, escapa al análisis inculto y sencillo que pretendemos en este articulo.

Desde 2003 hasta septiembre de 2011 se habían registrado un total de 3,586 movimientos telúricos, de los cuales 1,979 tuvieron magnitudes entre 2.4 y 5.4  en la escala de Richter.

Desde 1842 hasta septiembre de 2003 se produjeron sismos de magnitudes importantes en la isla La Hispaniola, que hicieron daños en Haití, Santiago, Monte Cristi, La Vega y Cotuí, También hubo daños en  Santo Domingo y en Puerto Plata. Esperanza no recibió de esos fenómenos, daños de consideración, más que el susto u una que otra grieta.

Parque municipal de Esperanza
José Ramón Luciano
Si a un punto tan estratégico, de condiciones ambientales, envidiables a otros lugares,  de relieve y clima tropicales, de fertilidad y riquezas naturales en vegetación y minerales, los seres que habitamos en el, fuéramos comprensivos con la naturaleza y nos diéramos como tarea, preservarlo de los daños al medio ambiente, con proyectos educativos de estudio, y estratigrafía de protección y recomposición de la biosfera de nuestro suelo, en el que participen las iglesias, los partidos políticos, las organizaciones sociales y comunitarias y las instituciones gubernamentales y de servicios, no cabe la menor duda de que podríamos construir un legado rico y hermoso a las futuras generaciones, las que se sentirían orgullosos de nosotros.

Nuestra casi siempre cálida temperatura, y su composición tectónica de rocas y minerales diversos, contrasta con lo subhumedo, de sus suelos, donde la imprevisión permitida de años, impide la filtración de sus aguas superficiales, las que al hacer contacto con los ríos subterráneos, elevan el nivel freático.

El hombre y su evolución cultural nos ayudarán a ser mejores

Nivel freático factores exógenos de su avance

Independientemente de fuerzas Internas y fuerzas externas que actúan en la litosfera y el subsuelo, donde están las rocas y los mantos acuíferos de nuestro municipio, el relieve interno, caracterizado por áreas de, alternancia entre cordilleras, sierras, mesetas, valles, llanuras costeras, depresiones, y además promontorios, procurrentes, mogotes o estructura cársica, ha sufrido transformaciones de interés, fruto de la existencia de factores abióticos de nuestro espacio físico y de un manejo inadecuado de nuestros pobladores, al haber hecho uso de zonas, que la naturaleza determinó para su propio desempeño.

Para la protección de nuestra bella y hóspita tierra de Esperanza, proponemos que se reparen los paños del canal encachado o canal ICAN-TROBAS, se elimine el uso de riego del canal Cañeo y se eliminen las represas del Buey, dando uso solo a los canales de encache, para irrigar las parcelas agrícolas.

Creemos que la gran cantidad de agua de los arrozales del Sur de Jicomé, que irrigan por inundación, conjuntamente con los canales sedimentados, las cañadas y arroyos ocupados por comunidades humanas, el acueducto, las construcciones sin previsiones ni supervisiones de los órganos reglamentarios y el Istmo ubicado en la parte oeste de nuestro municipio, son factores de análisis, en el que se debe imponer el inicio de consultas científicas, simposios, tertulias y todo cuanto se pueda hacer, a fin de determinar cuales de estos factores, pudiera incidir, en nuestro nivel freático, que cada día sube mas.

Animémonos a una gran campaña de conservación de esta tierra santa, hermosa y protegida por la naturaleza de su ubicación, para seguir disfrutando de ella y dando a nuestros visitantes, el calor que solo nuestra gente sabe dar. En manos de ustedes dejamos la inquietud, cuidemos a Esperanza, cuidemos La Ciudad de Dios.



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