Trabajo especial preparado para, el Suplemento a las
Patronales, Nuestra Señora de la Esperanza del Periódico Primicias diciembre 2016
El hombre y su
evolución cultural nos ayudarán a ser mejores
Por Cesar Gutiérrez
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Vista de la principal vía de Esperanza |
En medio de dos sistemas montañosos, caracterizados por
bellos paisajes llenos de historias e historietas que nos inducen a dejar andar
la imaginación y el sentimiento humano, la comunidad de Esperanza se erige, ante
la mirada materna, de la cordillera septentrional, otrora suplidora de la mayoría
de nuestros frutales, agua potable y otros rublos de nuestro sustento, al norte
del Yaque del Norte, justo a su extremo occidental encontramos, esta
demarcación geográfica, cuyo nombre data desde que el almirante Cristóbal
Colón, en su segundo viaje al Nuevo Mundo, en el año 1494, funda la fortaleza de
nombre Esperanza. Al año siguiente, el adelantado Bartolomé Colon funda al pie
de la fortaleza una aldea con el mismo nombre.
La ubicación geográfica del municipio de Esperanza, entre las
cordilleras Septentrional y Central, con una ligera inclinación hacia al norte,
donde se encuentra la cordillera septentrional, mucho menos estrecha que la Central
y de ríos menos caudalosos posee una formación geológica producto de los procesos
erosivos del viento, las aguas corrientes, la lluvia y de factores bióticos de
la naturaleza, que le caracterizan como una tierra hóspita y protegida de los
embates de los fenómenos atmosféricos, llámese torrentes de agua, terremotos,
vientos y tempestades.
Cual guardián en celo, al norte de este municipio, esta el
río o caño “El Buey”, actuando como contención de las aguas de los iros,
arroyos y cañadas, de la cordillera septentrional, no permitiendo que estas
amenacen la ciudad. A ese acuífero, desembocan los ríos, Jicomé, El Palo y
Mamón.
Al sur, el Río Yaque del Norte, cuyas aguas están por debajo
del nivel nuestro, de más o menos, 838 m.s.n.m., sobre el nivel del mar, lo que imposibilita su subida a esta comunidad,
aún en los peores casos de inundaciones.
Con temperaturas media anual mayor de 22ºC y temperaturas
del mes mas frío mayor de 18ºC, precipitaciones del mes mas seco menor de 60 m
lluvias de verano y porcentaje de lluvia invernal mayor al 10.2% del total
anual, siendo los meses desde, noviembre, hasta, Abril, los de mas sequía, y
los de mayo, hasta octubre, los de mayor lluvia.
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Monumento a la Independencia nacional
construido por Héctor Valenzuela en el 2105
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Las condiciones excepcionales de nuestra geografía y la
ubicación estratégica del territorio, nos coloca en el lugar ideal para vivir,
con las mínimas posibilidades de que aquí se produzcan, catástrofes naturales,
ya que, de cualquier ángulo, desde donde acostumbran venir los vientos, estamos
protegidos por montañas que disminuyen su fuerza y elevan su radio de acción.
Esperanza se encuentra, erigida, sobre las primeras señales que
emergieron de las aguas de los Océanos, Pacífico y Atlántico, como señal de la
existencia de un istmo sobre el llamado “GOLFO YAQUENCI”.(extensa área de aguas
marinas, antes de la formación del Yaque del Norte, que moría en lo que hoy se
conoce como “La Vega”) Este istmo, atraviesa los cerros y las llanuras de
Esperanza, desde La cordillera septentrional, en El Murazo, hasta llegar a los
cerros de Los Quemados de Mao, en la división con la Provincia Santiago
Rodríguez, en el Municipio de Monción.
Este municipio se encuentra a una distancia prudente de las fallas
geológicas, siendo la mas cercana, la llamada “falla septentrional”, uno de los
bloques más importantes, que se
encuentra en la cordillera septentrional, la que comienza en Manzanillo, Monte
Cristi, en el Noroeste, hasta Samaná, en el Nordeste, con una longitud de 300
kilómetros al Norte del Valle del Cibáo.
Al Norte también están las fallas, Trinchera de Puerto Rico
y/o fosa de Milwakee, sobre la que se han tejido muchísimas hipótesis
catastróficas, que podríamos analizar en otro momento, ya que su dimensión como
cavidad marina de 8 kilómetros de longitud y casi nueve de profundidad que
compromete las islas de Puerto Rico e Hispaniola, escapa al análisis inculto y
sencillo que pretendemos en este articulo.
Desde 2003 hasta septiembre de 2011 se habían registrado un
total de 3,586 movimientos telúricos, de los cuales 1,979 tuvieron magnitudes
entre 2.4 y 5.4 en la escala de Richter.
Desde 1842 hasta septiembre de 2003 se produjeron sismos de
magnitudes importantes en la isla La Hispaniola, que hicieron daños en Haití, Santiago,
Monte Cristi, La Vega y Cotuí, También hubo daños en Santo Domingo y en Puerto Plata. Esperanza no
recibió de esos fenómenos, daños de consideración, más que el susto u una que
otra grieta.
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Parque municipal de Esperanza
José Ramón Luciano
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Si a un punto tan estratégico, de condiciones ambientales,
envidiables a otros lugares, de relieve
y clima tropicales, de fertilidad y riquezas naturales en vegetación y
minerales, los seres que habitamos en el, fuéramos comprensivos con la
naturaleza y nos diéramos como tarea, preservarlo de los daños al medio ambiente,
con proyectos educativos de estudio, y estratigrafía de protección y recomposición
de la biosfera de nuestro suelo, en el que participen las iglesias, los
partidos políticos, las organizaciones sociales y comunitarias y las
instituciones gubernamentales y de servicios, no cabe la menor duda de que podríamos
construir un legado rico y hermoso a las futuras generaciones, las que se sentirían
orgullosos de nosotros.
Nuestra casi siempre cálida temperatura, y su composición
tectónica de rocas y minerales diversos, contrasta con lo subhumedo, de sus
suelos, donde la imprevisión permitida de años, impide la filtración de sus
aguas superficiales, las que al hacer contacto con los ríos subterráneos,
elevan el nivel freático.
El hombre y su
evolución cultural nos ayudarán a ser mejores
Nivel freático factores exógenos de su avance
Independientemente de fuerzas Internas y fuerzas externas
que actúan en la litosfera y el subsuelo, donde están las rocas y los mantos
acuíferos de nuestro municipio, el relieve interno, caracterizado por áreas de,
alternancia entre cordilleras, sierras, mesetas, valles, llanuras costeras,
depresiones, y además promontorios, procurrentes, mogotes o estructura cársica,
ha sufrido transformaciones de interés, fruto de la existencia de factores
abióticos de nuestro espacio físico y de un manejo inadecuado de nuestros
pobladores, al haber hecho uso de zonas, que la naturaleza determinó para su propio
desempeño.
Para la protección de nuestra bella y hóspita tierra de Esperanza,
proponemos que se reparen los paños del canal encachado o canal ICAN-TROBAS, se
elimine el uso de riego del canal Cañeo y se eliminen las represas del Buey,
dando uso solo a los canales de encache, para irrigar las parcelas agrícolas.
Creemos que la gran cantidad de agua de los arrozales del
Sur de Jicomé, que irrigan por inundación, conjuntamente con los canales
sedimentados, las cañadas y arroyos ocupados por comunidades humanas, el
acueducto, las construcciones sin previsiones ni supervisiones de los órganos
reglamentarios y el Istmo ubicado en la parte oeste de nuestro municipio, son
factores de análisis, en el que se debe imponer el inicio de consultas científicas,
simposios, tertulias y todo cuanto se pueda hacer, a fin de determinar cuales
de estos factores, pudiera incidir, en nuestro nivel freático, que cada día
sube mas.
Animémonos a una gran campaña de conservación de esta tierra
santa, hermosa y protegida por la naturaleza de su ubicación, para seguir
disfrutando de ella y dando a nuestros visitantes, el calor que solo nuestra
gente sabe dar. En manos de ustedes dejamos la inquietud, cuidemos a Esperanza,
cuidemos La Ciudad de Dios.