Están satisfechos con investigaciones realizadas por la Policía
Santo Domingo Este. La madre de Yessenia Altagracia Rivera Figuereo, cuyo asesinato conmocionó a todo el país, pide que a los verdugos de su hija los condenen a 30 años de cárcel.
Doña Virginia Figuereo dijo que está satisfecha con la labor de la Policía, "pero temo por la que pueda pasar en la justicia.
Explicó que no conocía a Emilio Rafael Trinidad Mendoza, quien tenía RD$400 mil prestados en su centro de trabajo propiedad de su hija y desmintió que fuera primo hermano de la misma.
Desde que murió Yessenia, Trinidad Mendoza se mantuvo visitando la casa, e incluso acusaba del crimen al ex marido de la occisa.
Ayudó y participó del velatorio y del entierro, se mostró consternado e incluso se ofreció a colaborar con la familia para encontrar al culpable de tan horrendo hecho.
Tras ser apresado, Trinidad Mendoza dijo a los investigadores que mató a Yessenia porque tenía intensiones de quedarse con el dinero que había prestado en su centro de trabajo.
Se montó en el carro de su víctima junto a un supuesto menor que contrató por RD$15 mil para cometer el hecho y la condujo a la calle Presidente Vásquez, al llegar frente a la casa número 70, Emilio le dijo "mira esa persona que va ahí" y cuando ella volteó, el supuesto menor le disparó en la cara.
Una vez herida, pero viva aún, Trinidad Mendoza se subió encima de ella y condujo el carro hasta la avenida Venezuela donde le prendió fuego, tras comprar un galón de gasolina en una estación cercana.
Según los investigadores, Trinidad Mendoza llevaba varios meses planificando el crimen. Jamás le pagó a su víctima el dinero que recibía como pago de los réditos.
"Yo quiero que paguen por este crimen, que los tres sean condenados a 30 años de cárcel, que se haga justicia", dijo doña Virginia Figuereo, madre de la víctima.
Yessenia dejó dos hijas, de once y seis años, respectivamente, que están en manos de un psicólogo que la asiste en su residencia.
Narran momentos de asesinato
SD. Dos de tres jóvenes investigados por la Fiscalía de la provincia Santo Domingo admitió que recibió una oferta de una pistola y RD$50,000 para que ejecutara la muerte de Yessenia Altagracia Rivera Figuereo.
Yefi Ramón Puente Severino declaró que Emilio Trinidad fue a su casa y le propuso que consiguiera a alguien para comprar un arma, a los fines de matar a la joven.
Pero el 26 de julio, a las 4:30 p.m. Willy Félix y Carlos Alberto Matos manifestaron que Emilio le hizo la propuesta al segundo, al cual pagaría RD$15,000 y un revólver, el cual aceptó.
Emilio llamó a Yessenia para alegadamente cobrar un dinero de un cliente, ante lo cual se presentó a las 5:30 p.m. Este se montó en el asiento del pasajero y Carlos Alberto en el trasero, detrás del conductor y se dirigieron el lugar, mientras que Willy lo seguía en una motocicleta.
"Emilio le manifestó a la occisa que mirara hacia la derecha, para llamar su atención, momento que aprovechó Carlos Alberto Matos para realizarle el disparo en el ojo izquierdo el cual le salió por la región occipital". Yessenia se quejaba pero seguía con vida. Emilio tomó el control de su vehículo y se le subió encima. Se dirigió a una bomba a comprar un galón de gasolina, le tomó el pulso y al ver que estaba viva la roció y prendió un fósforo.
Doña Virginia Figuereo dijo que está satisfecha con la labor de la Policía, "pero temo por la que pueda pasar en la justicia.
Explicó que no conocía a Emilio Rafael Trinidad Mendoza, quien tenía RD$400 mil prestados en su centro de trabajo propiedad de su hija y desmintió que fuera primo hermano de la misma.
Desde que murió Yessenia, Trinidad Mendoza se mantuvo visitando la casa, e incluso acusaba del crimen al ex marido de la occisa.
Ayudó y participó del velatorio y del entierro, se mostró consternado e incluso se ofreció a colaborar con la familia para encontrar al culpable de tan horrendo hecho.
Tras ser apresado, Trinidad Mendoza dijo a los investigadores que mató a Yessenia porque tenía intensiones de quedarse con el dinero que había prestado en su centro de trabajo.
Se montó en el carro de su víctima junto a un supuesto menor que contrató por RD$15 mil para cometer el hecho y la condujo a la calle Presidente Vásquez, al llegar frente a la casa número 70, Emilio le dijo "mira esa persona que va ahí" y cuando ella volteó, el supuesto menor le disparó en la cara.
Una vez herida, pero viva aún, Trinidad Mendoza se subió encima de ella y condujo el carro hasta la avenida Venezuela donde le prendió fuego, tras comprar un galón de gasolina en una estación cercana.
Según los investigadores, Trinidad Mendoza llevaba varios meses planificando el crimen. Jamás le pagó a su víctima el dinero que recibía como pago de los réditos.
"Yo quiero que paguen por este crimen, que los tres sean condenados a 30 años de cárcel, que se haga justicia", dijo doña Virginia Figuereo, madre de la víctima.
Yessenia dejó dos hijas, de once y seis años, respectivamente, que están en manos de un psicólogo que la asiste en su residencia.
Narran momentos de asesinato
SD. Dos de tres jóvenes investigados por la Fiscalía de la provincia Santo Domingo admitió que recibió una oferta de una pistola y RD$50,000 para que ejecutara la muerte de Yessenia Altagracia Rivera Figuereo.
Yefi Ramón Puente Severino declaró que Emilio Trinidad fue a su casa y le propuso que consiguiera a alguien para comprar un arma, a los fines de matar a la joven.
Pero el 26 de julio, a las 4:30 p.m. Willy Félix y Carlos Alberto Matos manifestaron que Emilio le hizo la propuesta al segundo, al cual pagaría RD$15,000 y un revólver, el cual aceptó.
Emilio llamó a Yessenia para alegadamente cobrar un dinero de un cliente, ante lo cual se presentó a las 5:30 p.m. Este se montó en el asiento del pasajero y Carlos Alberto en el trasero, detrás del conductor y se dirigieron el lugar, mientras que Willy lo seguía en una motocicleta.
"Emilio le manifestó a la occisa que mirara hacia la derecha, para llamar su atención, momento que aprovechó Carlos Alberto Matos para realizarle el disparo en el ojo izquierdo el cual le salió por la región occipital". Yessenia se quejaba pero seguía con vida. Emilio tomó el control de su vehículo y se le subió encima. Se dirigió a una bomba a comprar un galón de gasolina, le tomó el pulso y al ver que estaba viva la roció y prendió un fósforo.