WASHINGTON.- Durante 10 años la búsqueda del 'enemigo número 1' de Occidente acababa siempre con las manos vacías. O bien Osama bin Laden escapaba antes de culminar la operación contra él, o bien las pistas que llevaban hasta él eran infructuosas, según informa el diario estadounidense 'The New York Times'.
Sin embargo, en julio de 2010 un grupo de paquistaníes que trabajaba para los Servicios de Inteligencia del país apuntó una serie de matrículas mientras hacía labores de vigilancia en un bullicioso barrio de Penshawar. Fue entonces cuando un Suzuki blanco les llamó la atención.
El hombre que conducía el coche asiático sería la pista que llevó este lunes a la muerte del terrorista más buscado. Se trataba de uno de los mensajeros y hombres de confianza de Bin Laden. Durante el siguiente mes, agentes de
No era la cueva recóndita en las montañas en la que muchos pensaban que se encontraba. Más bien, era una casa de tres pisos, rodeada por muros de hormigón de
El pasado otoño durante semanas, los satélites espía tomaron fotografías detalladas y se trabajó para recoger todas las comunicaciones procedentes de la casa. No fue fácil: el complejo no tenía ni línea telefónica ni conexión a Internet. Los que estaban dentro, estaban tan preocupados por su seguridad que incluso quemaban la basura en el interior para no tener que salir.
Ocho meses después, en una noche sin luna que pudiera desvelar la posición de las fuerzas especiales estadounidenses, cuatro helicópteros aterrizaron en el complejo y tras un tiroteo cinco personas murieron, entre ellas el líder de Al Qaeda y objetivo de EEUU desde los atentados terroristas del 11-S en los que murieron más de 3.000 personas. La 'operación Gerónimo' había acabado con Osama bin Laden. EEUU consumaba su venganza.
El comando recorrió la distancia que separa la casa de la base estadounidense de Jalalabad, al otro lado de la frontera con Afganistán y en cuestión de horas, el tiempo suficiente para que las autoridades paquistaníes no tuvieran constancia de la irrupción en su territorio, se realizó la arriesgada misión.
¿Cómo se identificó a Osama?
Un miembro de los SEALS capturó la imagen del cadáver del terrorista abatido, tras recibir un tiro en su ojo izquierdo, que después envió a Washington para confirmar que el muerto era él. Fotografía que después serviría para que una de las mujeres del terrorista le identificara. Un programa de reconocimiento facial además estableció que el de la imagen era Bin Laden con una seguridad del 95%. Más tarde, las pruebas de ADN comparadas con familiares establecieron que era él al 99%.
Los SEALS encontraron a Bin Laden en la tercera planta de la casa vestido con una holgada túnica. Sin embargo, los detalles sobre los últimos momentos de Bin Laden han sido muy pocos.
La operación fue la culminación de años de arduo trabajo de los Servicios de Inteligencia, incluyendo interrogatorios de
Las agencias de inteligencia analizaron correos electrónicos y llamadas telefónicas de los 'cercanos' a Bin Laden. Estudiaron con precisión las imágenes por satélite del complejo donde se encontraba el terrorista para establecer un 'patrón de la vida' de Osama. Todo estaba atado hasta al más mínimo detalle para que la operación fuera lo menos peligrosa y lo más segura posible.
Había dudas, pero fue Obama quien dio el golpe en la mesa y se lanzó a la capturaDurante la década que costó acabar con Bin Laden, el terrorista supo esquivar las nuevas tecnologías que podrían haber revelado donde se encontraba. El líder de Al Qaeda siempre creyó que la tecnología moderna era un arma de doble filo y, por eso, nunca usaba teléfono móvil u otro dispositivo tecnológico.
Por el contrario, la tecnología de EEUU sí jugó un papel clave en la ubicación y muerte del líder terrorista. Contaron con los últimos avances de
Sin embargo, la operación no era del agrado de todos. Muchos miembros de Washington tuvieron sus dudas sobre si realmente Osama se encontraba allí o si la operación supondría un riesgo para las fuerzas especiales.
Finalmente, fue el presidente de EEUU, Barack Obama, quien dio el golpe en la mesa y se lanzó a la captura. Decidió que la misión no sería mediante un bombardeo, sino que prefería que fuera cuerpo a cuerpo para que el cadáver del terrorista no quedara enterrado entre los escombros de la casa. Se planeó entonces con cuatro helicópteros. Dos aterrizarían y los otros les cubrirían.
El director de