lunes, 2 de mayo de 2011

Juan Pablo II ya es beato; los católicos celebran

Benedicto XVI ofició ceremonia en el Vaticano
El ataúd ocupará una capilla en la Basílica de San Pedro junto a la escultura de la "Piedad" de Miguel Ángel.
EL VATICANO. El papa Benedicto XVI beatificó ayer a su antecesor Juan Pablo II ante 1,5 millones de personas que llenaron la Plaza de San Pedro y las calles aledañas, en un festejo jubiloso que acercó al amado pontífice a la posible canonización y que reunió a la multitud más numerosa para una misa en el Vaticano.

Las multitudes en Roma y varias ciudades del mundo estallaron en gritos, aplausos y lágrimas en el momento de develarse una enorme foto de Juan Pablo sonriente sobre la loggia de la Basílica de San Pedro.

"Restauró al cristianismo su verdadero rostro de religión de la esperanza", dijo Benedicto en una homilía que incluyó recuerdos personales del hombre al que aprendió a "venerar" durante casi un cuarto de siglo de colaboración.

Los príncipes herederos de España, Felipe y Letizia, junto con el premier italiano Silvio Berlusconi, el presidente mexicano Felipe Calderón, el líder del sindicato Solidaridad y ex presidente polaco Lech Walesa, así como el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, estaban entre los presentes.

La beatificación busca elevar la moral de una iglesia golpeada por la crisis de los abusos sexuales de menores, pero también ha provocado la indignación de los grupos defensores de las víctimas porque el escándalo se produjo durante el pontificado de 27 años de Juan Pablo.

Antes de la misa reinaba un ambiente de fiesta: monjas sentadas en círculo tocaban guitarras y cantaban himnos, hombres alzaban a sus niños sobre sus hombros para que pudieran ver sobre las cabezas de la multitud y grupos de jóvenes católicos agitaban banderas de Argentina, Polonia, Francia y Gran Bretaña.

Con grandes sacrificios económicos, numerosos latinoamericanos llegaron hasta Roma para estar presente en la beatificación de Karol Wojtyla.

Hablando en latín, Benedicto declaró a Juan Pablo "beato" poco después del inicio de la misa, realizado bajo un cielo despejado y ante un mar de banderas polacas blancas y rojas, una escena que recordó el funeral de Juan Pablo en 2005, cuando unas 3 millones de personas le rindieron homenaje. AP




El ataúd ocupará una capilla en la Basílica de San Pedro junto a la escultura de la "Piedad" de Miguel Ángel.

EL VATICANO. El papa Benedicto XVI beatificó ayer a su antecesor Juan Pablo II ante 1,5 millones de personas que llenaron la Plaza de San Pedro y las calles aledañas, en un festejo jubiloso que acercó al amado pontífice a la posible canonización y que reunió a la multitud más numerosa para una misa en el Vaticano.

Las multitudes en Roma y varias ciudades del mundo estallaron en gritos, aplausos y lágrimas en el momento de develarse una enorme foto de Juan Pablo sonriente sobre la loggia de la Basílica de San Pedro.

"Restauró al cristianismo su verdadero rostro de religión de la esperanza", dijo Benedicto en una homilía que incluyó recuerdos personales del hombre al que aprendió a "venerar" durante casi un cuarto de siglo de colaboración.

Los príncipes herederos de España, Felipe y Letizia, junto con el premier italiano Silvio Berlusconi, el presidente mexicano Felipe Calderón, el líder del sindicato Solidaridad y ex presidente polaco Lech Walesa, así como el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, estaban entre los presentes.

La beatificación busca elevar la moral de una iglesia golpeada por la crisis de los abusos sexuales de menores, pero también ha provocado la indignación de los grupos defensores de las víctimas porque el escándalo se produjo durante el pontificado de 27 años de Juan Pablo.

Antes de la misa reinaba un ambiente de fiesta: monjas sentadas en círculo tocaban guitarras y cantaban himnos, hombres alzaban a sus niños sobre sus hombros para que pudieran ver sobre las cabezas de la multitud y grupos de jóvenes católicos agitaban banderas de Argentina, Polonia, Francia y Gran Bretaña.

Con grandes sacrificios económicos, numerosos latinoamericanos llegaron hasta Roma para estar presente en la beatificación de Karol Wojtyla.

Hablando en latín, Benedicto declaró a Juan Pablo "beato" poco después del inicio de la misa, realizado bajo un cielo despejado y ante un mar de banderas polacas blancas y rojas, una escena que recordó el funeral de Juan Pablo en 2005, cuando unas 3 millones de personas le rindieron homenaje. AP


Margarita: "Fue una bendición"

La Primera Dama dominicana, Margarita Cedeño de Fernández, participó, junto a una comitiva, en el solemne acto de beatificación. "Participar en la beatificación del Papa Juan Pablo II es una bendición inmensa y una experiencia inolvidable que realmente llena mi espíritu", dijo.

Cedeño resaltó que el ya beato es un ejemplo del amor de Dios y al prójimo "sin barreras raciales, políticas o religiosas que todos y todas debemos seguir".

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