El acuerdo de los tres principales partidos políticos no es necesario para ganar las elecciones.
Cesar Medina.- La repostulación de Danilo Medina se basta por sí sola y le sobra apoyo popular, como demuestran todas las mediciones o las encuestas hasta de sus propio opositores.
Lo que sí logra ese acuerdo es un consenso nacional, un acontecimiento inédito en la historia dominicana: unificar en una misma voluntad electoral a los tres grandes partidos de los últimos 55 años, a los grandes contendores de la política nacional, a tres rivales que lucían irreconciliables.
Esos tres partidos se distribuyeron casi el 100 por ciento del electorado, se formaron y crecieron en las antípodas políticas constituidos indistintamente en dos polos hasta 1996 cuando se produjo un acercamiento entre dos de los tres grandes líderes --Balaguer y Bosch, en el Frente Patriótico--, contra Peña Gómez en el Acuerdo de Santo Domingo.
Desde entonces el PLD y el Reformista se constituyeron en aliados circunstanciales contra el PRD, al que derrotaron en todas las confrontaciones excepto en el 2000 cuando volvieron a separarse y se coló Hipólito Mejía.
Juntarse los tres partidos para concurrir unidos a las elecciones del próximo año constituye un acontecimiento de mucha trascendencia y significación histórica que rebasa las manipulaciones y mezquindades de sectores que se niegan a admitir que han quedado anclados en el pasado.Vienen y van… Siempre
Los partidos políticos dominicanos se han manejado siempre con ese vaivén de gente que se mueve entre uno y otro a partir de sus conveniencias coyunturales. Es producto del clientelismo tradicional que abre espacio a los oportunistas que buscan escalar posiciones.
En la proximidad de cada proceso electoral ocurre lo mismo: trasiego de militantes y dirigentes de un partido a otro. La actual coyuntura no es diferente… Luis Abinader y la gente del Partido Revolucionario Moderno aprovecha que está llegando gente de otros partidos, principalmente del PRD que se ha sentido desplazada o que ha perdido la esperanza que tenía de ser candidata a algo.
También al PRD está llegando mucha gente que se mueve del PRM o antiguos seguidores de Hipólito motivados por la alianza electoral con el PLD o atraídos por la posibilidad de ir al gobierno de Danilo.
Probablemente sean muchos más estos últimos, aunque no tengan la jerarquía que se les atribuye a quienes se le suman a Abinader. Además, parece ser que a Miguel Vargas no le interesa mucho que se conozca públicamente el regreso de esos perredeístas.
¿Y el Reformista… qué?
Quique Antún anda como la doncella medieval de sombrilla de encajes en mañana soleada; sabe que para Danilo es fundamental el apoyo tripartito a su candidatura de mayo, y que el Reformista está suelto todavía… Aunque sin muchas posibilidades.Rogelio Genao lo decía en día reciente: en el Reformista no se ha hablado de alianzas, y mientras tanto Quique es el candidato presidencial.
Claro, eso es sólo un decir… por muchas razones: los reformistas no tienen vocación opositora y el triunfo de Danilo se da como un hecho, a menos que surjan acontecimientos no previstos en el escenario electoral.
Pero es verdad lo que ha dicho Genao. Porque a ellos, a los reformistas, Danilo los da por seguros… Tal vez por su vieja amistad con Quique.
¡… Un error frente un partido en el mercado electoral!
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