Por Cesar
Gutiérrez
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| Francisco Dominguez |
No había escuchado
antes del año 1998, cuando participe en varios encuentros políticos en
Santiago, a raíz de mi ingreso al PLD, el nombre del actual procurador general
de la República, Francisco Domínguez Brito como dirigente político, ni mucho
menos como funcionario público o aspirante a cargo alguno en la administración pública,
más bien la poca referencia que tenia de el, era de que pertenecía a un selecto
grupo de favorecidos por la alcurnia santiaguera, atreves del sector más
conservador de la Iglesia Católica, representada en ese entonces por Monseñor Roque
Adames y de Agripino Núñez Collado, con quienes conto siempre como apoyo logístico
y moral.
Su nombre se
convirtió en noticia, cuando en el gobierno de su tío-abuelo Hipólito Mejía siendo
Presidente de la República, le robaron impunemente la senaduría por Santiago, en
las congresuales de 2002, lo que constituyó sin lugar a dudas, el salto político
más importante para su trascendencia como figura pública, convirtiendo en el
año 2006, su elección en un asunto de solidaridad y tanto a lo interno del PLD,
como en la sociedad de Santiago, había un consenso general para que este pasara
la prueba y se convirtiera en el senador representativo de la Iglesia y la oligarquía
de la ciudad corazón.
Y así fue, Domínguez
Brito, se convirtió en una figura de primer orden siendo un senador de muchas
iniciativas y de un perfil de primera, dado su buena relación humana y el
manejo inteligente de los temas de interés nacional.
El lunes 22
de agosto del año 2011, el presidente Leonel Fernández nombró al licenciado
Francisco Domínguez Brito como nuevo ministro de Trabajo, en sustitución de
Maximiliano Puig, desde donde inició su labor de aspirar a la Presidencia de la
Republica, lo que materializo siendo derrotado aplastantemente por el hoy
presidente Danilo Medina.
A Francisco Domínguez,
se le vio como un hombre de Leonel
Fernández, a quien apoyó hasta en la reelección de 2008 y de quien recibió un
trato de iguales.
El cambio
radical al parecer para zanjar el espacio de no haber apoyado a Danilo y hasta
de haberlo enfrentado en el 2011, se produce luego de su designación como
Procurador General de la República, cosa que ocurrió el 16 de agosto de 2012,
desde donde no ha perdido la oportunidad de arremeter contra todo el que le rodee,
llegando a la necedad en los casos de Víctor Días y de Félix Bautista.
En ese trajín
el Procurador Brito no ha escatimado esfuerzos en demostrar unos “actos de corrupción”
denunciados por enemigos del PLD, provenientes de la llamada sociedad civil,
quienes iniciaron desde mayo del 2012, a raíz de la inminencia de la salida del
ya saliente presidente Leonel Fernández
sobre el famoso el déficit fiscal, llegando a materializar “entierros populares”,
vigilias y toda una campaña en aras de confundir, como en una gran parte lo han
logrado a la población dominicana.
Como se ve
este personaje a quien debemos de colocar en el lugar de los traidores e
ingratos dominicanos, que deniegan como le hicieron a Jesús el hijo de dios, de
quienes le dan la mano o le han dado respaldo en todo momento, por el única propósito
de engancharse al lado de unas exigencias que están muy lejos de su verdaderas convicciones,
fruto de que su formación no le permite codearse con los desposeídos de la
fortuna dominicana, de la que ha disfrutado desde que nació.
Es por ello
que hoy más que nunca y para que las nuevas generaciones lo mantengan como
bandera la afirmación de que LOS INGRATOS NO TIENEN MEMORIA.
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